Estaba completamente estancada, atrapada en una ansiedad constante, y además,

estaba pasando por un proceso de duelo que me desgastaba por dentro.

Era como estar atrapada en un bucle. La ansiedad me mantenía en pie, pero al

mismo tiempo me dejaba sin energía. Estaba buscando soluciones, pero todo lo que

encontraba en internet me hacía sentir más confundida. ¿Cuántos métodos hay?

¿Cuál funciona? ¿Cómo sé qué es lo que necesito?

Sabía que meditar me haría bien, pero siempre sentí que era algo tan complicado.

Además, tenía ganas de ser más creativa, pero pensaba que no tenía talento. ¡¿Yo,

arte? Ni loca.

Me sentía como si la calma fuera algo inalcanzable, algo que nunca iba a conseguir.

Hasta que descubrí algo tan sencillo y tan práctico como los mandalas.

Empecé aver resultados en solo unos minutos al día. No necesitaba horas ni ser una experta,

solo dejé fluir mi creatividad de forma fácil y natural. Y lo mejor de todo: mi mente se

calmó, mi ansiedad disminuyó y ahora la calma está al alcance de mi mano cada

vez que necesito volver a ella.